PINASTRI
Por Martín Morales
ESTA CRITICA FORMA PARTE DE LA COBERTURA DEL 29 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA
Por Martín Morales
ESTA CRITICA FORMA PARTE DE LA COBERTURA DEL 29 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA
El gran Peter Strickland, director de "Berberian Sound Studio", vuelve a sorprendernos con una experiencia sensorial perversa y fetichista. Una propuesta difícilmente repetible, que invita al espectador a sentirse atraído por los sonidos, texturas y actuaciones.
Ambientada en una Europa atemporal dominada por el sexo femenino, una mujer llega a una gran mansión para trabajar. La dueña pronto va a sentirse atraída por ella. Lo que empieza siendo una relación laboral, de inmediato se transforma en una unión sadomasoquista y lésbica. Una relación que no le hace bien a ninguna de las partes.
Strickland elabora un film con un relato que no es de suma importancia. Así como sucedió en su anterior film, se trata de una experiencia sensorial más que una película narrativa. El realizador plantea asombrosos juegos entre las imágenes y los sonidos que proponen darle al espectador grandes dosis de fetichismo, de surrealismo y de ese extraño placer presente en los films de David Lynch. Una cinta con un despliegue visual y sonoro maravilloso.
Como toda experiencia subjetiva en la que el director le da al espectador la libertad de sentirse atraído por sus inquietantes imágenes y de interpretar de la manera que quiera los hechos, "The Duke of Burgundy" se destaca por dar un paso más y llevar al punto más extremista posible la estilización de la imagen. Hay escenas poderosas en su conjunción audiovisual (el aleteo de las polillas, por ejemplo), un detallismo impresionante en la dirección de arte; una fotografía oscura y hermosa; actuaciones profundas; y una importancia a las mariposas y otros insectos (de ahí viene el título de la película) que conforma un bello e insoportable acompañamiento visual.
"The Duke of Burgundy" empieza remitiendo a esas atmósferas propias del cine de la productora Hammer, para luego adentrarse en una visión personal y perversa sobre el sexo, el fetichismo y los recursos audiovisuales. Apasionante, ruidosa, difícil de ver y para debatir. Asombrosa película de Peter Strickland.
9/10 MUY BUENA
