TITULO ORIGINAL: All Quiet on the Western Front
ORIGEN: Estados Unidos
INTERPRETES: Louis Wolheim, Lew Ayres
DIRECTOR: Lewis Milestone
FOTOGRAFIA: Arthur Edeson
MUSICA: David Broekman
GUION: George Abbott
GENERO: Drama
DURACION: 138 Minutos
CALIFICACION: Apta para mayores de 16 años
DISTRIBUIDORA: Universal Studios
ORIGEN: Estados Unidos
INTERPRETES: Louis Wolheim, Lew Ayres
DIRECTOR: Lewis Milestone
FOTOGRAFIA: Arthur Edeson
MUSICA: David Broekman
GUION: George Abbott
GENERO: Drama
DURACION: 138 Minutos
CALIFICACION: Apta para mayores de 16 años
DISTRIBUIDORA: Universal Studios
MI OPINION:
9/10 MUY BUENA
CRITICA:
GUERRA
Por Martín Morales
Por Martín Morales
Una demostración de realismo, reflexión y crueldad, eso es lo que es "All Quiet on the Western Front", una película muy difícil de ver, que expone los verdaderos sentimientos sobre la guerra, que relata la verdadera batalla personal de los soldados y, principalmente, que muestra el pensamiento de aquellos que mandan las tropas al infierno, mientras que ellos, felices, ven como la gente se muere por un supuesto orgullo nacional.
La historia se centra en un grupo de 20 estudiantes que un día van a tener la oportunidad de entrar en el ejército y participar activamente de la Primera Guerra Mundial. Ellos aceptan, esperan convertirse en los héroes del país y, sin dudarlo, se dirigen al campo de batalla. La realidad les da un golpe, todo lo que les habían contado sobre la muerte no era ni parecido a lo que allí estaba sucediendo. El pánico, las ganas de vivir, de volver a sus casas, de sentarse a comer en familia, de estudiar y de ver a sus seres queridos, son algunos de los sentimientos que van a ir acabando, lentamente, con la vida de los muchachos.
La cinta tiene un sentido, una visión muy particular sobre la guerra, que en todo momento se plantea y desarrolla una manera muy original de hacer reflexionar al espectador y hacerlo pensar sobre las decisiones que los llevaron a estar en ese lugar. Son muchos los momentos en los que los personajes se ponen a hablar sobre el porqué de lo que están haciendo y cada uno de éstos son de una profundidad maravillosa. Hay muchas frases que se dicen en la película que resumen con determinación el sentido de la película, pero sin duda alguna hay tres momentos en los que vale prestar mucha atención y volver a leer o escuchar lo que los personajes están diciendo: luego de la pelea con el cocinero, cuando están comiendo y uno de ellos dice su punto de vista sobre la guerra; la vuelta al hogar y el discurso del protagonista a los adolescentes; y, uno de los momentos más emocionantes, cuando Paul se queda muchas horas en una grieta atrapado con el cadáver de uno de los enemigos. Tres momentos que harán reflexionar y que funcionan gracias al excelente trabajo de dirección, al detallista y justo guión y a la labor actoral de cada uno de los intérpretes que aparecen en escena en dichas situaciones.
El planteo argumental es muy sencillo, pero a la vez es muy difícil de ver por la crueldad y el realismo con lo que todo se va presentando, aquí no se priva de mostrar con detallismo ni temor los sentimientos de los protagonistas, ni de cada una de las personas que van muriendo a sus alrededores. La muerte aquí es gráfica, no es necesaria la sangre para mostrarla, con un simple grito de dolor o una expresión de pánico en los rostros de los personajes basta para mostrarle al espectador el terror que están viviendo. Esto está apoyado técnicamente en las excelentes coreografías, que logran lucir y dar un espíritu caótico en muchas oportunidades; al muy bien logrado uso de la cámara subjetiva y de los distintos encuadres y movimientos imprevistos; y, especialmente, al montaje y a la economía de recursos que va apareciendo mientras los minutos van pasando (una simple línea torcida en el horizonte da la sensación de inseguridad, o esas tomas panorámicas en las que se pueden ver a los edificios destruyéndose mientras los batallones se agachan y esperan que el avión pase para no ser heridos).
Hay otra cuestión muy fuerte, que aparece casi al final y que magnifica muchísimo el sentido de la historia, al mismo tiempo que le aporta calidad al relato y muchos matices argumentales, que es la transformación interna que van desarrollando los soldados. "Ese ya no es mi hogar. Me dicen cobarde cuando les cuento lo que he vivido. Esta es la realidad y nosotros sabemos que es así.", le dice Paul, el protagonsita, a Kat, uno de sus compañeros, en cierto momento, expresándose y dando a entender que la guerra lo transformó y que, si bien la misma algún día finalizaría, él no iba a ser el mismo de antes.
Las actuaciones son muy buenas. Lew Ayres le aporta realismo y mucho sentimiento a Paul; Louis Wolheim le brinda expresión y una identidad paterna a su personaje muy reconfortante y autoritaria y John Wray, en un rol muy bien logrado. Todos le dan verosimilitud a sus personajes, y logran profundizar las intensiones del guión.
"All Quiet on the Western Front" es, en pocas palabras, una de las expresiones cinematográficas más auténticas y realistas de la palabra Guerra. Una cinta emotiva, para pensar, con algunos toques de comedia muy bien logrados y actuaciones muy acordes a las necesidades de la historia. Muy bien dirigida, con matices muy interesantes y un libreto muy profundo, ésta es una película que todo fanático o seguidor del género no debe perderse. Una joya del cine bélico.
Todos, en algún momento, quisimos alcanzar la mariposa.
UNA ESCENA A DESTACAR: Paul junto al cadáver del enemigo.