UN CASO SIN SENTIDO
Por Martín Morales
Por Martín Morales
Es increíble ver como un director como Atom Egoyan se reduce a un engendro cinematográfico como lo es esta película. "The Captive" posee nada de sus mejores producciones y un sinfín de problemas que la convierten en una sátira de lo que quiso ser.
Una niña es secuestrada por una red de pedófilos. Ocho años después, el padre intenta encontrarla por su cuenta, mientras que la madre y la policía siguen adelante con el caso. Idas y vueltas van a producir que alguno de ellos se tope con los responsables.
Casi no tiene explicación coherente tratar de enumerar los errores del guión que Egoyan escribió. El film posee una estructura coral en la que se mezclan los distintos hechos que involucran al padre, el trabajo de la policía y la mirada de los secuestradores. Viaja del pasado al presente sin ningún tipo de sentido narrativo, solo para confundir al espectador al tratar de entender en qué parte de la linea temporal se encuentran los hechos que se están viendo.
Los personajes no son creíbles y poseen diálogos absurdos que cortan toda verosimilitud que el relato siempre intenta obtener. Los malos son caricaturas de sí mismos, toman las peores decisiones imaginables; la policía parece retratada por un infante (el personaje de Rosario Dawson aparenta formar parte de otra película); la pelea entre los padres carece de sentido (¿Por qué ella no le cree? ¿Por qué dijo que no la vio con su hija ese día? ¿Por qué confía tanto en una policía que en ocho años no ha hecho nada? ¿Por qué él oculta cosas que podrían servir para esclarecer el caso?, y tantas otras preguntas que carecen de respuestas).
Una niña es secuestrada por una red de pedófilos. Ocho años después, el padre intenta encontrarla por su cuenta, mientras que la madre y la policía siguen adelante con el caso. Idas y vueltas van a producir que alguno de ellos se tope con los responsables.
Casi no tiene explicación coherente tratar de enumerar los errores del guión que Egoyan escribió. El film posee una estructura coral en la que se mezclan los distintos hechos que involucran al padre, el trabajo de la policía y la mirada de los secuestradores. Viaja del pasado al presente sin ningún tipo de sentido narrativo, solo para confundir al espectador al tratar de entender en qué parte de la linea temporal se encuentran los hechos que se están viendo.
Los personajes no son creíbles y poseen diálogos absurdos que cortan toda verosimilitud que el relato siempre intenta obtener. Los malos son caricaturas de sí mismos, toman las peores decisiones imaginables; la policía parece retratada por un infante (el personaje de Rosario Dawson aparenta formar parte de otra película); la pelea entre los padres carece de sentido (¿Por qué ella no le cree? ¿Por qué dijo que no la vio con su hija ese día? ¿Por qué confía tanto en una policía que en ocho años no ha hecho nada? ¿Por qué él oculta cosas que podrían servir para esclarecer el caso?, y tantas otras preguntas que carecen de respuestas).
A su vez, el guión no posee continuidad en varios importantes momentos. Dejando de lado lo absurdo de lo que sucede, hay un momento en el que los secuestradores le dan la posibilidad a la adolescente de encontrarse con su padre (sí, sucede eso). Cuando él intenta llevársela le disparan un dardo tranquilizante y cae en la nieve. En la siguiente escena lo vemos como si nada hubiese pasado, sin preguntas sobre lo sucedido ni nada.
Una persecución en la que los malos están cara a cara con el padre y le disparan a las luces y a la chapa de la camioneta; un pedófilo que es atrapado y recibe la visita de sus superiores en la cárcel; dos oficiales que saben que están comunicados con los responsables por webcam y "por error" hablan del caso, permitiéndoles escuchar todo; una cena en la que una desconocida con peluca pone frente a 300 personas una pastilla en una copa y nadie se da cuenta; ni el padre, ni la policía se pusieron a buscar las huellas en la nieve para comprobar que fue un secuestro (recordemos que el caso al principio se pone en duda), y tantas otras escenas sin sentido que por si solas podrían formar parte de las maravillosas secuencias oníricas de las películas de David Lynch o David Cronenberg.
"The Captive" es otro paso en falso en la carrera de Atom Egoyan. Una película fallida, con un guión problemático y con actuaciones que nunca convencen. Pese a su enorme calidad de producción, son pocos los méritos cinematográficos que vale la pena destacar.
Una persecución en la que los malos están cara a cara con el padre y le disparan a las luces y a la chapa de la camioneta; un pedófilo que es atrapado y recibe la visita de sus superiores en la cárcel; dos oficiales que saben que están comunicados con los responsables por webcam y "por error" hablan del caso, permitiéndoles escuchar todo; una cena en la que una desconocida con peluca pone frente a 300 personas una pastilla en una copa y nadie se da cuenta; ni el padre, ni la policía se pusieron a buscar las huellas en la nieve para comprobar que fue un secuestro (recordemos que el caso al principio se pone en duda), y tantas otras escenas sin sentido que por si solas podrían formar parte de las maravillosas secuencias oníricas de las películas de David Lynch o David Cronenberg.
"The Captive" es otro paso en falso en la carrera de Atom Egoyan. Una película fallida, con un guión problemático y con actuaciones que nunca convencen. Pese a su enorme calidad de producción, son pocos los méritos cinematográficos que vale la pena destacar.
2/10 MALA
