Gary es un hombre de cuarenta años con serios problemas de madurez. Para poder terminar con un asunto del pasado reúne a su vieja pandilla de amigos. Juntos van a intentar finalizar un recorrido por varios bares que en plena adolescencia no pudieron cumplir. Lo que ninguno de ellos iba a sospechar es en qué se convirtió, con el paso de los años, el viejo y manipulable pueblo de la infancia.
UN GRAN ELENCO Y UN EDGAR WRIGHT INSPIRADO
Esta parodia empieza con un recurso muy utilizado por el director, un flashback rápido contando el pasado del protagonista. Veloz, compacta y directa al grano, la introducción no solo describe las inmaduras actitudes del protagonistas, sino que resume muy bien los objetivos de la primera parte de la aventura que él y sus amigos van a tener. Luego, ya en el presente, el film brilla por la personalidad del papel principal y por la actuación de Simon Pegg, quien explora un histrionismo distinto a las otras dos películas del director. Algunas vueltas de tuerca en el humor, algunos detalles que hacen del guión un verdadero e inteligente libreto cómico, y muchos gags visuales que tienen el estilo propio del realizador.
Pero, y es allí donde la película en realidad se destaca, en cierto punto, la misma da un giro de 180 grados y empieza a desarrollar con total desenvolvimiento y sin ningún temor por el ridículo, un caos visual y argumental perfecto. Poco de lo que se va presentando tiene sentido, y el director no se preocupa por darle justificación alguna al extraño ataque que los protagonistas deben enfrentar, todo fue llevado adelante para apoyar el entretenimiento y para ayudar a elaborar la moraleja que haga cambiar de parecer, si es posible, al protagonista. Una idea más que interesante, maravillosamente lograda por Wright y, en especial, muy bien actuada por todo el elenco.
Así como en la mayoría de las comedias del director, el guión tiene sus aportes más importantes por sobre lo visual. Aquí, además de las muchas líneas bien escritas, hay una secuencia cerca del final que merece ser mencionada (hombre vs "luz"). Climas muy bien creados, un protagonista lleno de personalidad y una locura irracional que sorprende y que posee un absurdo muy marcado.
Pero, y es allí donde la película en realidad se destaca, en cierto punto, la misma da un giro de 180 grados y empieza a desarrollar con total desenvolvimiento y sin ningún temor por el ridículo, un caos visual y argumental perfecto. Poco de lo que se va presentando tiene sentido, y el director no se preocupa por darle justificación alguna al extraño ataque que los protagonistas deben enfrentar, todo fue llevado adelante para apoyar el entretenimiento y para ayudar a elaborar la moraleja que haga cambiar de parecer, si es posible, al protagonista. Una idea más que interesante, maravillosamente lograda por Wright y, en especial, muy bien actuada por todo el elenco.
Así como en la mayoría de las comedias del director, el guión tiene sus aportes más importantes por sobre lo visual. Aquí, además de las muchas líneas bien escritas, hay una secuencia cerca del final que merece ser mencionada (hombre vs "luz"). Climas muy bien creados, un protagonista lleno de personalidad y una locura irracional que sorprende y que posee un absurdo muy marcado.
CONCLUSIÓN
A "The World´s End" no le importa entrar en terrenos plagados de acción, ridiculez y sin sentido. Es una propuesta divertida que vuelve a describir a un director que sabe cómo entretener, cómo escribir una buena comedia y cómo manejar visualmente los distintos desafíos que sus ideas le imponen (véanse los planos cerca del final). Una parodia inteligente y con una gran actuación por parte de Simon Pegg. No es lo mejor de Edgar Wright, pero es entretenimiento diferente y de calidad, algo difícil de encontrar en la actualidad.
