Este documental se centra en la vida de Tilikum, una orca de Mundo Marino (SeaWorld) que asesinó en pocos años a tres personas. Contando desde el momento en el que fue capturado, hasta el presente, pasando por una interminable cantidad de situaciones que expresan la crueldad del ser humano, la mentira y el poder para ganar dinero sea cual fuese la manera.
UN ESPLÉNDIDO USO DE LOS RECURSOS AUDIOVISUALES
La película comienza de manera muy astuta, casi por el final, posicionando al espectador en un hecho que seguramente conoce, que escuchó en algún momento, o que vio en los noticieros: la muerte de Dawn Brancheau en 2010 durante un show en Mundo Marino, Estados Unidos. Esto hace que el público tenga, por lo menos, una noción del tema que se está por exponer, aunque sea basado en los recuerdos. Luego, el film toma un rumbo más lineal y empieza a contar los hechos que acontecieron en la vida de la orca que ocasionó la muerte de la entrenadora. Es a partir de aquí, cuando el relato empieza a tomar forma y a presentar las crueldades físicas y psicológicas ocasionadas en ese animal y en general.
"Blackfish" hace una denuncia dura hacia SeaWorld. Acusa a la empresa de tortura física y psicológica a los animales; de manipulación de información, dando datos incorrectos al público sobre el ciclo de vida de las orcas; de mentira a los medios de comunicación, respecto a la verdadera causa de la muerte de las personas; de echarle la culpa de los asesinatos a los entrenadores; y, en especial, de ser crueles con los animales (separarlos de las crías, capturando en el océano a los más pequeños, asesinando y llenando de piedras a aquellos que no "sirven"). La directora presenta los suficientes argumentos como para hacer efectivas estas acusaciones. Todo el relato se basa en las entrevistas a los entrenadores "arrepentidos" que trabajaron años junto a los animales y que un día se cansaron de la situación. Ellos cuentan casi todo lo que aquí se expone. También, está la palabra de los testigos (personas que solo fueron a ver un show), quienes cuentan su versión de los terribles hechos, y de aquellos que fueron los encargados de capturar a las orcas. Además, hay algunas voces en contra, que se contradicen. Todo está respaldado por material de archivo, ya sean grabaciones de canales de televisión, representaciones animadas de los métodos de captura y de los distintos juicios que tuvo que enfrentar el parque, cámaras de seguridad, videos capturados por el público y alguna cámara oculta que profundiza todo lo aquí denunciado. Una cinta con intensiones contundentes y muy bien expresadas.
El gran acierto de este documental es el impacto que produce el silencio o un simple sonido agudo proveniente de los animales. Es una propuesta que emociona, que da impotencia, que expresa con calidad el significado de libertad, y que aprovecha los recursos típicos de los documentales (entrevistas y material fotográfico) para darle vida a la denuncia. Para los entendidos seguramente no dirá nada nuevo, pero informa y describe la situación con mucho detalle y soberbia.
"Blackfish" hace una denuncia dura hacia SeaWorld. Acusa a la empresa de tortura física y psicológica a los animales; de manipulación de información, dando datos incorrectos al público sobre el ciclo de vida de las orcas; de mentira a los medios de comunicación, respecto a la verdadera causa de la muerte de las personas; de echarle la culpa de los asesinatos a los entrenadores; y, en especial, de ser crueles con los animales (separarlos de las crías, capturando en el océano a los más pequeños, asesinando y llenando de piedras a aquellos que no "sirven"). La directora presenta los suficientes argumentos como para hacer efectivas estas acusaciones. Todo el relato se basa en las entrevistas a los entrenadores "arrepentidos" que trabajaron años junto a los animales y que un día se cansaron de la situación. Ellos cuentan casi todo lo que aquí se expone. También, está la palabra de los testigos (personas que solo fueron a ver un show), quienes cuentan su versión de los terribles hechos, y de aquellos que fueron los encargados de capturar a las orcas. Además, hay algunas voces en contra, que se contradicen. Todo está respaldado por material de archivo, ya sean grabaciones de canales de televisión, representaciones animadas de los métodos de captura y de los distintos juicios que tuvo que enfrentar el parque, cámaras de seguridad, videos capturados por el público y alguna cámara oculta que profundiza todo lo aquí denunciado. Una cinta con intensiones contundentes y muy bien expresadas.
El gran acierto de este documental es el impacto que produce el silencio o un simple sonido agudo proveniente de los animales. Es una propuesta que emociona, que da impotencia, que expresa con calidad el significado de libertad, y que aprovecha los recursos típicos de los documentales (entrevistas y material fotográfico) para darle vida a la denuncia. Para los entendidos seguramente no dirá nada nuevo, pero informa y describe la situación con mucho detalle y soberbia.
CONCLUSIÓN
"Blackfish" es una de esas películas que toda persona tiene que ver por lo menos una vez en la vida. Uno de esos documentales que no deja indiferente al espectador y que tiene la intensión de que alguien empiece a ver las cosas con otros ojos más que con los del oportunismo y el dinero. Un dramático, honesto, cautivador y fuerte film sobre el valor de la naturaleza, el desinterés del hombre y la creación de un importante debate social. No se la pierdan.
