TITULO ORIGINAL: Panique au village
ORIGEN: Francia, Bélgica y Luxemburgo
INTERPRETES: Jeanne Balibar, Nicolas Buysse, Véronique Dumont
DIRECTOR: Stéphane Aubier, Vincent Patar
FOTOGRAFIA: Jan Vandenbussche
MUSICA: Fabien Pochet
GUION: Stéphane Aubier, Vincent Patar
GENERO: Animación
DURACION: 75 Minutos
CALIFICACION: Apta para todo público
DISTRIBUIDORA: Gébéka Films
ORIGEN: Francia, Bélgica y Luxemburgo
INTERPRETES: Jeanne Balibar, Nicolas Buysse, Véronique Dumont
DIRECTOR: Stéphane Aubier, Vincent Patar
FOTOGRAFIA: Jan Vandenbussche
MUSICA: Fabien Pochet
GUION: Stéphane Aubier, Vincent Patar
GENERO: Animación
DURACION: 75 Minutos
CALIFICACION: Apta para todo público
DISTRIBUIDORA: Gébéka Films
MI OPINION:
8/10 MUY BUENA
CRITICA:
REBELION EN LA GRANJA
Por Martín Morales
Por Martín Morales
Si hay una manera rápida y directa de definir "A Town Called Panic", la palabra brillante sería la adecuada, ya que lo que en tan solo 75 minutos aquí se plantea y se desarrolla es de una originalidad y un delirio que mantiene un estilo creativo y caótico permanente y que, gracias a la técnica stop-motion, cobra un sentido y un valor artístico único y precioso.
La historia se centra en un Caballo, un Vaquero y un Indio. Estos dos últimos deciden hacerle un regalo a Caballo para su cumpleaños, por lo que eligen construirle una parrilla con ladrillos. Al ver que no tenían las suficientes herramientas y materia prima para hacerla, compran por Internet y por error, 50 millones de ladrillos. Este es el comienzo de una cadena de problemas e idas y vueltas que los tres personajes van a sufrir... ellos solamente quieren volver a vivir tranquilamente sus vidas.
La película da comienzo con una presentación de los títulos iniciales en animación tradicional, y rápidamente se da lugar a que el stop-motion (recordemos que es la técnica de cuadro por cuadro, la misma que se utilizó en la realización de "El Extraño Mundo de Jack" o "Coraline", entre muchas otras) aparezca y empiece a cobrar protagonismo. Lo que sucede a partir de ese momento es una seguidilla de escenas locas y de un caos sonoro y visual espectacular, muy bien llevado adelante por los animadores y siempre con un guión inteligente y diferente, que va profundizando y dando las necesarias explicaciones para que la historia se entienda.
El argumento es muy loco y no tiene mucho sentido, pero es muy divertido y siempre se da el lujo de introducir nuevas e interesantes escenas que muestran el potencial de cada uno de los personajes. Estos son pocos, pero tienen una identidad muy bien creada y rápidamente se los puede diferenciar. Por un lado está Caballo, un animal que quiere impresionar a una hembra y que, por los diferentes problemas que le van apareciendo, no tiene tiempo de poder hacerlo. Él es ingenioso e impulsivo. Cowboy es un muchacho que, junto a Indio, son los dos que producen los inconvenientes y los van empeorando mientras los minutos van pasando. Ellos tienen momentos muy graciosos y diferentes tics o actitudes que los van diferenciando muy bien logradas. Luego está el vecino autoritario, que le encanta su tractor, quien grita y resuelve todo con órdenes; un policía; el cartero y cada uno de los animales que van acompañando el relato, que son muy originales y van teniendo actitudes humanas muy graciosas.
La característica que más se destaca aquí, dejando de lado la exageración del guión y el continuo caos, es la manera en la que se decidió llevar adelante la animación, con una utilización de la técnica stop-motion muy creativa y diferente al de las grandes producciones de Hollywood, ya que aquí se da prioridad a la exageración de los movimientos y no tanto al detallismo y al procurar que cada cosa esté perfectamente animada. El gran atractivo visual, que va de la mano de la historia, mantiene un ritmo y una calidad muy destacable, el caminar de los personajes es gracioso, la manera en la que todo va cobrando vida también lo es y, principalmente, las diferentes actitudes que los juguetes van cobrando van de la mano de una excéntrica y muy lucida animación. Hay una saturación de colores, una utilización muy adecuada de la música para acompañar cada uno de los pasajes y, en especial, una creatividad física y argumental que nunca se prohibe en dar sorpresas y mantener el entretenimiento.
Las voces también son de mucha importancia, ya que son el alma de los roles. Cada uno de los intérpretes pudo captar el sentido de sus personajes y lograron hacerlos destacar. Un excelente trabajo por parte de Stéphane Aubier (Cowboy), Bruce Ellison (Indio) y Vincent Patar (Caballo).
"A Town Called Panic" es una loca experiencia cinematográfica. Una película caótica, diferente, original, preciosa visual y sonoramente y, por sobre todas las cosas, muy jugada y auténtica. Una cinta que es imposible no recomendar. Para los amantes de la animación casera y para aquellos que disfruten de una impecable historia llena de problemas, sobre unos personajes con estilo e identidad propia. Una grata sorpresa y una hermosa demostración de amor por el arte. Imperdible.
UNA ESCENA A DESTACAR: robot pingüino.