Sexto año consecutivo que tengo el placer de cubrir el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el único de clase A de América Latina. Esta edición fue muy particular, ya que se celebraron los 60 años de su comienzo. Para ello, la organización planeo varias perlitas que le dieron un tinte nostálgico a los nueve días de programación, y que sin duda alguna, remarcaron esa maravillosa importancia social que tiene el cine.
- Esteban Sapir realizó un spot institucional maravilloso este año. Como en todas las ediciones, el mismo se proyecta antes de cada película, pero este tuvo un agregado muy bien pensado. El corto de 90 segundos, rodado en blanco y negro, mostraba distintas escenas de películas nacionales mezcladas con paisajes y lugares emblemáticos de la ciudad. Fuimos muchos los que nos quedamos pensando y compartiendo opiniones sobre cuáles eran aquellas películas que formaron parte del spot. El mejor institucional de los últimos años.
- Se organizó una muestra fotográfica en el Auditorium con los mejores momentos de la historia del festival. Además, se pintó un hermoso mural frente al mar. Un detalle que, para los que vivimos en Mar del Plata, vale la pena recordar cuando pasamos por allí.
La programación este año fue sobresaliente. Los programadores eligieron muy buenas películas y crearon una selección de films que formó una de las mejores de la historia. Vale la pena destacar que la Competencia Internacional de este año fue ampliamente superior en calidad a la de las ediciones anteriores. Más despareja en propuestas, pero mucho más interesante. Películas como "Jauja", "Cavalo Dinheiro" y la pequeña joya "The Duke of Burgundy", fueron las perlas de una competencia más que interesante.
La sección Autores no tuvo desperdicio. "Birdman", "Mommy", "Wild", "Magical Girl", "Ptit Quinquin", entre otras, películas que seguramente veremos en las distintas premiaciones a lo mejor del año. El cine asiático, nuevamente, fue fuerte. Se vio lo nuevo de Sion Sono, Hong Sang-soo, Johnnie To y de Takashi Miike; el coreano Park Jung-Bum presentó "Alive"; y se proyectaron cintas como "Haemoo" y "Gyeongju", muy interesantes.
La organización mejoró bastante respecto a años pasados. La calidad de la folletería sigue siendo muy buena. El diario (Caro Diario) sirvió cada jornada para informar sobre lo recomendado y para anunciar algunos cambios en la programación. El sistema de acreditaciones online, pese a que se escucharon muchas quejas respecto a la imposibilidad de cargar las entradas, fue bueno. Había algunas funciones que no figuraban, que después eran agregadas, pero en general fue mejor que en la edición pasada.
Los invitados fueron gratas sorpresas. Los españoles Carlos Vermut y Nacho Vigalondo le dieron un poco de humor a cada una de las presentaciones de sus películas, además de una muy buena "Charla con Maestros" juntos. Fue un placer compartir, aunque sea unas pocas palabras, algunas opiniones con Claire Dennis, la gran directora francesa. Lo de Paul Schrader, presidente del jurado, fue raro. Su "Charla con Maestros" decepcionó bastante, por su mirada pesimista sobre el cine y su continua intensión de dirigirse a la televisión.
El punto negativo fuerte fue la premiación. El palmarés fue desconcertante. Se galardonaron películas tradicionales que no fueron lo más interesante de la Competencia Internacional. "Come To My Voice" se llevó el Astor de Oro, siendo una de las más flojas de la selección; Negar Javaherian se consagró como la Mejor Actriz por "Melbourne", la peor película de la competencia; no hubo premios al cine argentino ("Jauja" se merecía al menos una mención); mientras que "Cavalo Dinheiro" se tuvo que conformar con la Mejor Fotografía (NADA para "The Duke of Burgundy").
Otra característica que se repite año a año es la falta de compromiso por parte de la ciudad de Mar del Plata. Está claro, y se celebra, que la cantidad de espectadores aumenta año a año (130 mil entradas se vendieron en los 9 días), pero hay escasa publicidad en las calles, la cual aparece a tan solo tres o cuatro días antes del comienzo de cada edición. Tampoco hay demasiada repercusión en los medios locales.
El 29 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata fue, en pocas palabras, uno de los mejores de su historia. Las películas presentadas expresaron el valor y la valentía de sus programadores, mientras que las actividades especiales (presentaciones de libros, Charlas con Maestros, muestra fotográfica, atención al público, función gratuita al aire libre de "Relatos Salvajes") fueron muy buenas. Hay algo que tiene solo este festival: la buena onda de todos los que forman parte de la organización, y de la gente que en las filas comentan TODO lo que se va viendo. Hay muchas cosas para mejorar, pero espero que esto nunca cambie y que los responsables sigan apostando a una programación tan completa como la de este año.
Hasta el año que viene con la cobertura del #30MDQFEST.
