"Toy Story" marcó un antes y un después en la historia del cine de animación. "Metegol" tiene todo como para provocar ese cambio en la industria argentina: un millonario presupuesto (claro, algo totalmente ajeno a la calidad de la película); una animación de excelencia, como nunca antes se vio en el país; un elenco que se luce y que rompe con el estereotipo de la sobreactuación; un prestigioso director incursionando en un nuevo género; y, por sobretodas las cosas, un espíritu nacional que, sin la necesidad de mostrar banderas, siempre está presente. Pese a algunos desniveles en su guión, hay que celebrar esta nueva y arriesgada (más en términos técnicos que en narrativos) propuesta de Juan José Campanella.
Amadeo es un joven que "desperdició" su vida jugando al metegol en el bar del pueblo. Enamorado y muy tímido, un día se va a reencontrar con un viejo enemigo, convertido en una estrella de fútbol. Para poder salvar al pueblo y a su chica de las garras de "el Grosso", él va a tener que desafiarlo una vez más. Un último partido.
CUANDO LA ANIMACIÓN SUPERA A LA PELÍCULA
La cinta da comienzo con una parodia muy interesante de "2001, odisea en el espacio" para ir de lleno a la historia central de la película, quizás con una de las mejores escenas del film (los personajes del metegol jugando un partido bajo la lluvia). El relato a partir de allí se mueve bajo tres motivaciones: la de un padre que le cuenta parte de su vida a su hijo; la de Amadeo tratando de solucionar su situación personal y amorosa con Laura; y la del esperado partido final con el villano. Los jugadores de metegol son personajes secundarios, que en cierto momento tienen un poco más de importancia y que indudablemente le aportan la cuota más interesante y divertida de humor.
Esta película tiene mucho de "Toy Story" (aunque no posee comparación narrativamente), no solo en la idea de que objetos inanimados cobran vida, sino también en esa calidad de detalle técnico que comenzó con el liderazgo de Pixar en la industria. "Metegol" posee un trabajo de animación soberbio y totalmente esperanzador para la animación local. Los movimientos de las personas son muy fluidos, los colores contrastan a la perfección respecto a los diferentes focos de luz, la edición y las texturas, todo posee un nivel de excelencia propio de algunas de las mejores productoras del género del mundo. A su vez, que las voces hayan sido grabadas con los actores actuando las escenas en conjunto, le aporta más realismo y credibilidad al trabajo de los intérpretes.
También, posee algo de "Space Jam" llegando al final (un grupo de personas sin facultades para el deporte se animan a jugar un decisivo partido de fútbol, algo así como los Looney Toons con el basquetbol), aunque carece de la locura que sí estaba presente en la película de Warner Bros, pero tiene el suficiente humor y un inesperado final.
Empieza y se concluye con altura, pero en su desarrollo, en todo el tramo que queda entre la destrucción del bar y el partido, el guión navega por aguas un poco indecisas, con inconsistencias narrativas y con un desinterés recurrente por profundizar los personajes. Todo el desarrollo intermedio (excelente el diseño del payaso en el parque de diversiones) está muy bien logrado visualmente, pero carece de melancolía, de demasiada diversión, de un desarrollo interesante de los roles, y de ese manejo clásico del guión presente en la mayoría de los films de Campanella. Los jugadores del metegol pasan a un segundo plano en el resultado final de la propuesta, y son solo funcionales al efecto de entretenimiento de la misma. El protagonista es bastante vacío en personalidad, lo que provoca que el interés por saber el resultado de sus acciones sea previsible y estereotipado (un joven que tiene que vencer sus miedos y su timidez para derrotar al villano, ganarse a la chica y salvar al pueblo de la destrucción). Además, cerca del final, se incorporan nuevos roles, los cuales el espectador no conoce y que no tienen la evolución suficiente como para ser efectivos. Una película con problemas en la estructura de los personajes y en cómo se van presentando y desarrollando los mismos.
CONCLUSIÓN
"Metegol" es una propuesta que se disfruta, que tiene sus buenos momentos y que posee una moraleja muy interesante para los más chicos. Es inevitable dejar de destacar que sus personajes protagónicos no tienen la fuerza como para opacar a los secundarios, y que sus impecables méritos técnicos no están a la altura de su destructurado guión. Esperemos que esta sea la primera de muchas películas animadas con calidad de exportación creadas en Argentina. Campanella no defrauda, aunque no es lo mejor de su filmografía.
