TITULO ORIGINAL: Holy Motors (Holy Motors)
ORIGEN: Francia (2012)
DIRECCIÓN: Leos Carax
GUIÓN: Leos Carax
GUIÓN: Leos Carax
INTERPRETES: Denis Lavant, Edith Scob, Kylie Minogue, Michel Piccoli, Eva Mendes, Jean-François Balmer, Big John, François Rimbau, Karl Hoffmeister
MÚSICA: Neil Hannon
FOTOGRAFÍA: Yves Cape, Caroline Champetier
GENERO: Drama
MÚSICA: Neil Hannon
FOTOGRAFÍA: Yves Cape, Caroline Champetier
GENERO: Drama
DURACION: 115 Minutos
PRODUCTORA: CNC, Les Films du Losange, Pierre Grise Productions
CRITICA:
SAGRADOS ROLLOS DE CINE
Por Martín Morales
Leos Carax nos regala aquí una obra bizarra, hipnótica, desgarradora, fuerte y muy personal. Una película maravillosa de principio a fin sobre el arte cinematográfico, la actuación y la pasión. Una experiencia sensorial sin igual, y una representación salvaje y desmesurada del significado de la palabra "cine".
La cinta presenta a un hombre que se dedica a la actuación: es un monstruo, un mendigo, un gángster, un anciano a punto de morir, un intérprete de CGI y otros personajes, todos en un solo día. Él aparenta ser totalmente diferente en su vida, y encarna roles con mucha facilidad y habilidad. El problema es que nunca vemos las cámaras, los micrófonos, las luces, su casa, ni al director que le da órdenes.
UNA EXTRAÑA Y APASIONANTE MANERA DE VER AL ARTE
El protagonista se despierta, se levanta de la cama, mira hacia una pared y descubre una puerta escondida detrás del papel tapiz. Logra abrirla y se encuentra del otro lado con una sala de cine y con muchos espectadores disfrutando de "The Crowd", de King Vidor. Asi comienza esta apasionante propuesta, abriéndoles las puertas al espectador para que pueda sumergirse en el arte de hacer cine.
Lo que aquí Leos Carax desarrolla es una representación astuta, difícil y arriesgada sobre el arte, sobre la actuación, sobre la pasión por un oficio y sobre la belleza. Sus casi dos horas de duración expresan una originalidad sin igual, un catálogo de personajes atrapantes, misteriosos y bizarros que, por separado, tocan casi todas las temáticas comunes presentes en las películas. Un rol más raro que el otro, pero también una interpretación más pura, alocada, tonta y profunda que la otra.
El director une las diferentes historias volviendo siempre a un punto de inicio, la limusina blanca, para mostrar al protagonista desplegando su talento y convirtiéndose en cada uno de esos personajes. Carax utiliza el vehículo como el único lugar en el que el espectador está seguro de que el protagonista es él verdaderamente, sin ninguna máscara, ni en el papel de otra persona. Esto le aporta una incertidumbre excelente a la narración y al sentido final de la propuesta, ya que uno siempre está tratando de encontrar al individuo detrás del maquillaje.
UNA VIDA ACTUADA
El cine es una de las temáticas más importantes que aparecen en este film. El realizador utiliza la idea de la "película dentro de la película" para desarrollar las diferentes expresiones de amor por el arte. Expone personajes delirantes y ridículos, y se anima a dejar siempre en claro cuáles son sus intensiones para-con la cinta. Entre los momentos más espectaculares se encuentran: una secuencia en la que el actor hace lo suyo con un traje de captura de movimiento (la belleza de estos minutos es hipnotizante); el segmento en el cementerio (excelente la actuación de Denis Lavant, quien por cierto se lleva al hombro cada minuto de duración); el encuentro con la mujer, encarnada por Kylie Minogue; un plano secuencia soberbio con el protagonista tocando el bandoneón; y el impagable plano final con las limusinas (un broche de oro).
La música, la fotografía, los colores, las actuaciones, los giros narrativos y el guión, cada una de sus partes hacen de esta película una obra difícil de igualar, experimental y, por sobre todas las cosas, muy original y absorbente.
CONCLUSIÓN
"Holy Motors" es una propuesta provocativa, loca, extraña, rebuscada, apasionante y excelente. Una de las más puras y salvajes representaciones del amor por el cine y por el arte de los últimos años (hace un recorrido por sus inicios y llega hasta la ansiedad por la tecnología 3D, con múltiples referencias a la historia). Cruza la barrera de lo común y brinda una experiencia sensorial inigualable. Una joya para pensar y disfrutar.
La cinta presenta a un hombre que se dedica a la actuación: es un monstruo, un mendigo, un gángster, un anciano a punto de morir, un intérprete de CGI y otros personajes, todos en un solo día. Él aparenta ser totalmente diferente en su vida, y encarna roles con mucha facilidad y habilidad. El problema es que nunca vemos las cámaras, los micrófonos, las luces, su casa, ni al director que le da órdenes.
UNA EXTRAÑA Y APASIONANTE MANERA DE VER AL ARTE
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Lo que aquí Leos Carax desarrolla es una representación astuta, difícil y arriesgada sobre el arte, sobre la actuación, sobre la pasión por un oficio y sobre la belleza. Sus casi dos horas de duración expresan una originalidad sin igual, un catálogo de personajes atrapantes, misteriosos y bizarros que, por separado, tocan casi todas las temáticas comunes presentes en las películas. Un rol más raro que el otro, pero también una interpretación más pura, alocada, tonta y profunda que la otra.
El director une las diferentes historias volviendo siempre a un punto de inicio, la limusina blanca, para mostrar al protagonista desplegando su talento y convirtiéndose en cada uno de esos personajes. Carax utiliza el vehículo como el único lugar en el que el espectador está seguro de que el protagonista es él verdaderamente, sin ninguna máscara, ni en el papel de otra persona. Esto le aporta una incertidumbre excelente a la narración y al sentido final de la propuesta, ya que uno siempre está tratando de encontrar al individuo detrás del maquillaje.
UNA VIDA ACTUADA
El cine es una de las temáticas más importantes que aparecen en este film. El realizador utiliza la idea de la "película dentro de la película" para desarrollar las diferentes expresiones de amor por el arte. Expone personajes delirantes y ridículos, y se anima a dejar siempre en claro cuáles son sus intensiones para-con la cinta. Entre los momentos más espectaculares se encuentran: una secuencia en la que el actor hace lo suyo con un traje de captura de movimiento (la belleza de estos minutos es hipnotizante); el segmento en el cementerio (excelente la actuación de Denis Lavant, quien por cierto se lleva al hombro cada minuto de duración); el encuentro con la mujer, encarnada por Kylie Minogue; un plano secuencia soberbio con el protagonista tocando el bandoneón; y el impagable plano final con las limusinas (un broche de oro).
La música, la fotografía, los colores, las actuaciones, los giros narrativos y el guión, cada una de sus partes hacen de esta película una obra difícil de igualar, experimental y, por sobre todas las cosas, muy original y absorbente.
CONCLUSIÓN
"Holy Motors" es una propuesta provocativa, loca, extraña, rebuscada, apasionante y excelente. Una de las más puras y salvajes representaciones del amor por el cine y por el arte de los últimos años (hace un recorrido por sus inicios y llega hasta la ansiedad por la tecnología 3D, con múltiples referencias a la historia). Cruza la barrera de lo común y brinda una experiencia sensorial inigualable. Una joya para pensar y disfrutar.
