¿LA NACIÓN TRUMP O CLINTON?
por Martín Morales
"La Purga" entra en la corta lista de sagas en las que sus secuelas van mejorando en calidad mientras se van estrenando. De una gran idea a una pésima ejecución en el film original del 2013, pasamos a una segunda parte más sangrienta y mejor escrita en el 2014, para concluir, por el momento, en una tercera parte que cambia un poco el rumbo de la historia y que se sumerge de lleno en plantear paralelismos políticos entre esa sociedad estadounidense cruel de un futuro no muy lejano con la actualidad electoral del país norteamericano.
La senadora Roan quiere ser Presiente de Estados Unidos. Su primera medida sería eliminar del calendario la fecha que supuestamente fue la causa de una mejora considerable en la lucha contra el delito, la llamada purga anual. Paranoica por la posible intención de asesinarla durante esas 12 horas sin ley, toma muchas medidas para garantizar su seguridad. Pero, no todos los que la rodean piensan exactamente en cuidarla.
La primera película se trató sobre el accionar personal durante la purga, una típica historia de asalto armado a un domicilio; la segunda cinta se basó en una idea más colectiva, en la que el espectador era testigo de cómo varias personas debían hacer lo imposible para sobrevivir esa noche perseguidos por individuos sedientos de sangre y venganza. En esta tercera parte se cambia un poco el rumbo y se da lugar al crimen organizado y a la utilización de dicha fecha para ganar o perder una futura elección presidencial.
Muchas persecuciones, personajes conocidos (vuelve el protagonista de la segunda película), más discursos políticos sobre la moralidad que recubre a la purga y más acción. Su director, James DeMonaco mejoró notablemente su capacidad para contar historias desde que comenzó la saga. Mantiene algunas características propias, como las tomas filmadas dentro de vehículos para mostrar la crueldad en las calles, o la edición rápida en algunas sádicas escenas, pero narrativamente la serie mejoró mucho con respecto a aquel primer film.
"The Purge: Election Year" sigue presentando las mismas preguntas sin respuesta sobre la funcionalidad de la purga. Es un film que invita al debate, aunque esta vez es inevitable hacer un paralelismo con la actualidad electoral en los Estados Unidos del 2016. Correcta, mejor que sus antecesoras. Un film que funciona y que complacerá a los amantes del cine de terror sangriento de clase B.
La senadora Roan quiere ser Presiente de Estados Unidos. Su primera medida sería eliminar del calendario la fecha que supuestamente fue la causa de una mejora considerable en la lucha contra el delito, la llamada purga anual. Paranoica por la posible intención de asesinarla durante esas 12 horas sin ley, toma muchas medidas para garantizar su seguridad. Pero, no todos los que la rodean piensan exactamente en cuidarla.
La primera película se trató sobre el accionar personal durante la purga, una típica historia de asalto armado a un domicilio; la segunda cinta se basó en una idea más colectiva, en la que el espectador era testigo de cómo varias personas debían hacer lo imposible para sobrevivir esa noche perseguidos por individuos sedientos de sangre y venganza. En esta tercera parte se cambia un poco el rumbo y se da lugar al crimen organizado y a la utilización de dicha fecha para ganar o perder una futura elección presidencial.
Muchas persecuciones, personajes conocidos (vuelve el protagonista de la segunda película), más discursos políticos sobre la moralidad que recubre a la purga y más acción. Su director, James DeMonaco mejoró notablemente su capacidad para contar historias desde que comenzó la saga. Mantiene algunas características propias, como las tomas filmadas dentro de vehículos para mostrar la crueldad en las calles, o la edición rápida en algunas sádicas escenas, pero narrativamente la serie mejoró mucho con respecto a aquel primer film.
"The Purge: Election Year" sigue presentando las mismas preguntas sin respuesta sobre la funcionalidad de la purga. Es un film que invita al debate, aunque esta vez es inevitable hacer un paralelismo con la actualidad electoral en los Estados Unidos del 2016. Correcta, mejor que sus antecesoras. Un film que funciona y que complacerá a los amantes del cine de terror sangriento de clase B.
CALIFICACIÓN: 6/10