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NOTA: BALANCE 28MDQFEST

Un festival más que se va, una gran cantidad de películas vistas y un año que, pese a algunos problemas, deja un sabor muy dulce en la boca. Esta fue una edición curiosa, no por sus inolvidables momentos con los invitados, ni porque al fin trajeron personalidades que forman parte de la actualidad cinematográfica, sino porque hubo varios cambios favorables que facilitaron el trabajo, la buena onda y, en especial, el acompañamiento de nueve días a puro cine.

Uno de los puntos más llamativos fue la homogeneidad de la Competencia Internacional. Pese a que las 14 películas trataban temas diferentes, se pudo ver una línea muy fina que las unía y que conformaba un conjunto mucho más cálido que en ediciones anteriores. Es verdad que se extrañó esa película rara que se destacaba por la austeridad de los programadores, la "Sightseers" del año pasado, "Tatsumi" del 2011 o "De Caravana" y "Fase 7" del 2010. Pero, en general la homogeneidad propuso una competencia más interesante y reñida, dotada de algunas grandes películas, "La Jaula de Oro" y "The Eternal Return of Antonis Paraskevas", de otras no tanto, "La Herida" e "Yvy Maraey", y, principalmente, de excelentes actuaciones femeninas.

También, es cierto que la calidad de los films en las secciones paralelas fue ampliamente superior a las competencias. Solo basta con ver el amplio recorrido por el cine mundial propuesto en "Autores" para ejemplificar esta teoría. Maravillas como "L'inconnu du lac", "Our Sunhi", "Le Dernier des injustes", "A Tocuh of Sin", "Tom à la ferme" y "La Jalausie". A su vez, el muy interesante paneo por el cine portugués tuvo su máxima expresión de calidad y talento con "E Agora? Lembra me", una verdadera gema de casi tres horas que marcó uno de los mejores films de esta edición.

Pero, una de las sorpresas personales fue la elección de los trabajos que formaron parte de la sección "Hora Cero". Más de uno salió maldiciendo de la sala al ver "L’Étrange Couleur des larmes de ton corps", mientras que otros nos quedamos sorprendidos con la habilidad de dos directores para brindarle al espectador una experiencia sensorial difícil de repetirse. "Drug War" y "Blind Detective" mostraron lo mejor y lo peor de Johnnie To; "R100" volvió a expresar la locura de Matsumoto; mientras que "Why dont you play in hell?" formó parte del mejor momento cinematográfico que esta edición nos brindó. Un Sion Sono a puro placer.

Por el lado de la organización, pese a algunos retrasos y furias el primer día con la entrega de las acreditaciones, el transcurso de la semana fue demostrando, nuevamente, la calidad del Festival más importante de Latinoamérica. El nuevo sistema de entradas para acreditados puso los pelos de punta a más de uno y fui testigo de muchas quejas por parte de periodistas colegas y espectadores que la compraron. En lo que respecta a mi experiencia personal con el código de barras y la subida de entradas por internet funcionó siempre y simplificó demasiado mi trabajo. Las películas tuvieron una calidad visual y sonora maravillosa, gracias a las proyecciones DCP.

Hay inconvenientes que se repiten todos los años. Es vergonzosa la poca participación de la ciudad para promocionar o darle vida al Festival. No solo en lo que respecta a las publicidades en la calle (aparecen solo unos días antes del comienzo), sino también en los medios de comunicación locales importantes. Algunas quejas respecto a los subtítulos; retrasos en varias salas; funciones suspendidas que desorganizan los horarios del espectador; y alguna mala cara en aquellos que forman parte del staff al preguntarle distintas cuestiones.

La calidad de la folletería fue mucho mejor que el año pasado. La grilla presentó hojas más gruesas (aunque todavía falta que pongan el origen de la película en la pequeña sinopsis), al igual que el catálogo, de excelente calidad. El diario fue una lindo resumen con interesantes notas para pasar el tiempo en la espera para que comiencen las películas. Las postales con personalidades del cine argentino (ya se había hecho hace unos años con otros protagonistas) fue una linda pincelada de color (muchos seguimos buscando la de Olmedo). Muchos libros publicados sobre cine, algo que siempre se le va a agradecer al festival.

Esperemos que todas estas mejoras se mantengan, y sigan aumentando, para el próximo año. Que los programadores sigan apostando a la locura de la sección "Hora Cero" y a la maravilla artística que significaron varios films en "Autores". Una vez más, el cine asiático, con la presencia del más grande director del momento, Bong Joon-ho (honor haberlo saludado y charlado con él un rato), dijo presente y se llevó los laureles. Sería bueno ver, en próximas ediciones, una película japonesa, coreana o china en la Competencia Internacional. 
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