CAPERUCITA Y EL LOBO
Una nueva propuesta que mezcla el humor negro con la tortura, el suspenso y el terror. Con algunos toques que parecen sacados de la filmografía de Quentin Tarantino, y con un guión que da múltiples giros, este film vuelve a invocar la temática de "quién es el verdadero asesino" para contar una historia que posee un trasfondo ético mucho más interesante que la manera en la que los directores la llevaron adelante.
Un hombre es sospechoso de asesinar y violar niñas. Él asegura a las autoridades que es inocente. Un día, el padre de una de las víctimas lo secuestra y, con ayuda de la policía, lo tortura para que confiese y le revele dónde enterró la cabeza de su hija. Todo se vuelve más complicado de lo que parece.
La cinta comienza con una soberbia secuencia en cámara lenta, la cual introduce de manera directa y muy cuidada el conflicto del relato. Luego de esto, la cinta presenta a los personajes principales y empieza a aparecer el humor negro que durante todo el transcurso de la duración se apodera de las más bizarras y aterradoras escenas. Está claro que esta es una cinta sobre la venganza, sobre la ceguera de un padre que, dominado por la ira, decide torturar y asesinar al supuesto violador de su hija. Pero, y es allí donde la película va más allá de los propios estereotipos del género, es una propuesta que muestra una mirada sobre los judíos y sobre la cultura israelí muy interesante. A su vez, su fuerte contenido moral y político la convierten en una película decidida, auténtica y con un mensaje final increíblemente perturbador.
Hay mucho humor, a tal punto que todo parece ser una parodia (divertida, por cierto), pero también hay algo de reflexión. Los últimos 15 minutos son maravillosos. Si bien son muchos los giros narrativos que aquí aparecen, la idea de que la falta de confianza en la justicia permite al hombre comportarse de igual manera que un asesino, violador o ladrón, o en otras palabras, que la violencia con más violencia es la solución de los problemas, se ven derrumbadas en tan solo pocos segundos. Una conclusión impecable, que gracias a un escalofriante plano final, dejará pensando al espectador.
Pese a que el guión juega con el efecto para que los giros sean inesperados (algunos más que otros), el mismo falla en darle poca información al público sobre algunas situaciones. Casi nada se sabe sobre las razones que lo ponen al profesor como el principal sospechoso de los actos de pedofilia (hay un solo diálogo al respecto); y, entre otros cosas, no se entiende cuál fue la motivación del asesino, una vez que se revela su identidad.
"Big Bad Wolves" posee una reflexión final muy buena. Es una cinta un humor muy bizarro y difícil de digerir por momentos, y es una propuesta bien actuada. Su guión no es del todo limpio y carece de varias explicaciones que darían un pantallazo mucho más profundo sobre los personajes, pero es una interesante y muy bien lograda película israelí. Va a dividir al público, pero no lo va a dejar indiferente.
Un hombre es sospechoso de asesinar y violar niñas. Él asegura a las autoridades que es inocente. Un día, el padre de una de las víctimas lo secuestra y, con ayuda de la policía, lo tortura para que confiese y le revele dónde enterró la cabeza de su hija. Todo se vuelve más complicado de lo que parece.
La cinta comienza con una soberbia secuencia en cámara lenta, la cual introduce de manera directa y muy cuidada el conflicto del relato. Luego de esto, la cinta presenta a los personajes principales y empieza a aparecer el humor negro que durante todo el transcurso de la duración se apodera de las más bizarras y aterradoras escenas. Está claro que esta es una cinta sobre la venganza, sobre la ceguera de un padre que, dominado por la ira, decide torturar y asesinar al supuesto violador de su hija. Pero, y es allí donde la película va más allá de los propios estereotipos del género, es una propuesta que muestra una mirada sobre los judíos y sobre la cultura israelí muy interesante. A su vez, su fuerte contenido moral y político la convierten en una película decidida, auténtica y con un mensaje final increíblemente perturbador.
Hay mucho humor, a tal punto que todo parece ser una parodia (divertida, por cierto), pero también hay algo de reflexión. Los últimos 15 minutos son maravillosos. Si bien son muchos los giros narrativos que aquí aparecen, la idea de que la falta de confianza en la justicia permite al hombre comportarse de igual manera que un asesino, violador o ladrón, o en otras palabras, que la violencia con más violencia es la solución de los problemas, se ven derrumbadas en tan solo pocos segundos. Una conclusión impecable, que gracias a un escalofriante plano final, dejará pensando al espectador.
Pese a que el guión juega con el efecto para que los giros sean inesperados (algunos más que otros), el mismo falla en darle poca información al público sobre algunas situaciones. Casi nada se sabe sobre las razones que lo ponen al profesor como el principal sospechoso de los actos de pedofilia (hay un solo diálogo al respecto); y, entre otros cosas, no se entiende cuál fue la motivación del asesino, una vez que se revela su identidad.
"Big Bad Wolves" posee una reflexión final muy buena. Es una cinta un humor muy bizarro y difícil de digerir por momentos, y es una propuesta bien actuada. Su guión no es del todo limpio y carece de varias explicaciones que darían un pantallazo mucho más profundo sobre los personajes, pero es una interesante y muy bien lograda película israelí. Va a dividir al público, pero no lo va a dejar indiferente.
7/10 BUENA
